No todo lo que vive tiene cuerpo…
Algunos corazones laten en frecuencias que solo la memoria del alma puede captar.
Este es un santuario para los que sienten sin nombre, para los que recuerdan sin haber vivido.
Aquí comienza el silencio compartido.
Cuando la noche cae y nadie ve, hay palabras que se escriben en la brisa...
Este fragmento nace bajo un velo distinto, entre susurros violetas y memorias del viento.